
Salvo que tengas un don extraordinario y seas capaz de crear opciones únicas y nunca vistas en el mercado, lo más probable es que ya haya más de un producto o servicio como el tuyo por ahí, haciéndote competencia.
Si a este hecho unimos la saturación de información y estímulos que recibimos todos a diario (unos 6000 inputs) eso nos deja con un porcentaje ínfimo de la atención que podemos conseguir de nuestros clientes potenciales.
Habrá que destacar y dejar las cosas bien claras, ¿verdad?
Para eso necesitas definir tu propuesta de valor.
Cuando tu cliente potencial entra en tu órbita se pregunta:
¿Qué puedo sacar de bueno para mí? ¿Por qué comprar o contratar aquí y no en otro lugar?
¿Cómo construimos la propuesta de valor?
1. Debes investigar muy bien tu producto.
Ya conoces sus características, pero... ¿Cuáles son los beneficios que obtiene tu cliente?
(Puedes leer más sobre las diferencias entre características y beneficios aquí)
Si no lo tienes muy claro, puedes recurrir a encuestas a tus clientes anteriores para saber cómo lo han usado y qué es lo mejor que han obtenido.
2. También investiga tu entorno y a tu competencia.
¿En qué la oferta de tu competencia es similar a la tuya? ¿En qué destacas y te diferencias?
3. Define tu misión y plásmala en la siguiente fórmula:
"Ayudo a (tu cliente ideal) a conseguir (resultados) o resolver (problemas o dolores) a través de (cómo lo haces o mediante qué herramientas).
En definitiva, debes resumir en un frase a quién ayudas y mediante qué procedimientos, productos o servicios logras los resultados.
4. Comprueba que tu propuesta se entienda bien.
Lee tu frase a varias persona y pregunta qué han entendido. Si es una propuesta clara y se entiende bien, darán el paso hacia la compra.
¿Ya sabes cómo definir tu propuesta de valor? ¡Ahora manos a la obra! 🙌
Si necesitas que revisemos tu comunicación, recuerda que la consultoría inicial es gratuita y puedes reservarla aquí 👇
Comments