
Vale, he empezado por un spoiler en la imagen. Lo siento 😅
Volveré al principio.
Siempre he amado la comunicación y el poder que las palabras ejercen sobre las personas. Escribir fue mi pasión antes de aprender a escribir (vamos, que garabateaba 0 y X en una libreta pensando que escribía sobre mi vida).
Periodismo como carrera me pareció emocionante y socialmente muy importante. Llevar la verdad al pueblo. Eso suena a una misión muy importante, ¿verdad?
Disfruté mucho los 5 años de la licenciatura, aprendiendo de todo. No no, literalmente de todo. Desde tecnología hasta literatura, desde derecho hasta ética, desde historia hasta las últimas tecnologías de la comunicación.
Radio, prensa, televisión...
Política, crímenes, cultura, viajes...
Investigar de verdad, escribir de verdad, exponer la verdad...
¿En qué momento me decepcionó el gran periodismo? Cuando salí de la universidad al mundo real y aterricé en una redacción.
Iba con mis ideales del periodismo como el guardián de la democracia a todas partes y en todas partes recibía palos (al menos no de verdad).
La mayoría de las noticias son copia y pega de los materiales que te envían las agencias como AP, EFE, Europa Press. Muy de vez en cuando tienes material propio para trabajar y recordarte que eres periodista y no una máquina de Ctrl-C y Ctrl-V.
Y aun así, aunque copies, puedes añadirle unas líneas propias. Sin pasarte, claro.
Un día llegas y ves que a tu artículo le han metido cizaña contra un partido determinado, una institución concreta, etc.
Con mi ingenuidad pregunté a mi redactora jefe por qué modificaba siempre así mis artículos. Su respuesta fue que el medio está en manos de unas personas que a su vez pertenecen a ciertas corrientes políticas y debemos darle caña a la ideología contraria. Tengan o no tengan que ver.
La información como producto que se vende y se compra.
Eso no salía en las asignaturas que estudié (salvo casos de corrupción política que al final siempre se destapaba).
No aguanté mucho más tiempo ahí. Soy creadora, no operaria de la información.
Si te estás preguntando ahora mismo si copywriting no es vender precisamente con las palabras te diré que sí. Vender, ayudar a seleccionar un producto perfecto para una necesidad concreta, decidir entre un servicio u otro a través de la inspiración mediante palabras.
Sí. Vender. Sin engañar. Sin vender gato por liebre.
Me quedo con todo lo maravilloso que aprendí de aquel periodismo consciente, romántico quizás, luchador, justiciero.
Va mucho conmigo.
Pero el que ofrece publicidad de ideas encubiertas no es periodismo, es vender humo a personas sin capacidad de pensamiento crítico nivel avanzado.
La ética debe estar en la base misma de cualquier actividad cuando trabajas con y para las personas, ¿no crees?
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