
¿Tóxicos en el hogar? ¿Dónde? Pues por todas partes e incluso en... nuestra sangre, nuestros cuerpos y los de nuestros hijos. Cuando pensamos en productos tóxicos, nos imaginamos un líquido verde espeso, material radioactivo, ¿quizás peces flotando boca arriba? La realidad es que la mayoría de las cosas de las que nos rodeamos pueden ser perjudiciales para nuestra salud. El aire que respiramos en casa puede estar hasta un 30% más contaminado que el de la calle. ¿Cómo ocurre eso?
Actualmente se utilizan millones de toneladas de sustancias químicas para hacer toda clase de cosas: desde la carcasa del portátil que está en tu mesa hasta el perfume que te echas antes de salir de casa. Comemos plástico, respiramos plástico y meamos plástico. Y con suerte. Muchas cosas ni siquiera se eliminan de nuestro organismo. La legislación europea vigente, a pesar de hacer algunos avances en reducciones de cantidades o restricciones al uso de determinadas sustancias , sigue siendo muy blanda, permitiendo a los grandes intereses económicos envenenarnos con nuestro propio dinero. Los pocos informes que hay no son nada objetivos, se centran en entornos laborales y se olvidan por completo de mujeres embarazadas, niños o los hogares y el tiempo que pasamos en ellos, expuestos a toda clase de partículas.
Cáncer, asma, infertilidad, migrañas. La lista de patologías que nos provoca aquello que nos rodea en casa es muy larga y verdaderamente aterradora. No nos damos cuenta de nada. Si analizásemos el polvo que recogemos al limpiar la casa, veríamos qué clase de laboratorio tenemos montado en nuestro hogar. Y nosotros somos los conejillos de indias.
Por ello es muy importante despertar y darse cuenta de lo que estamos llevando a nuestras casas. Maderas aglomeradas que desprenden tóxicos por el pegamento que se usa en su producción, pinturas que provocan asma, metales pesados que favorecen el cáncer, y un largo etcétera. En el libro además de destapar las sustancias tóxicas y su paradero, también se nos ofrecen alternativas naturales a pesticidas, productos de limpieza, etc. Como bien puntualiza, si dejamos de gastar nuestro dinero en productos hechos con sustancias químicas perjudiciales, la industria no tendrá más remedio que eliminarlas de la producción. Con ello conseguiremos un entorno más saludable, un aire más puro y un agua más limpia.
Yo ya me he quedado prácticamente sin limpiadores de hogar industrializados y aquí te dejo la receta de un limpiador multiusos sano y efectivo:
- Coge tu botella de limpiacristales vacía (o cualquier botella con dispensador) y llénala a partes iguales de agua y vinagre.
- Añade unas gotas de aceite esencial de árbol de té.
- Dale la vuelta a la botella, vuelve a ponerla bien.
¡Ya lo tienes! Espero que tú también empieces a reducir la carga tóxica de tu hogar y tu entorno. ¡Salud!
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