
Soy una fan incondicional de la lectura y como no, ahora que soy madre la temática de los libros que leo (casi siempre en la penumbra mientras doy el pecho) va centrándose más en el complejo mundo de la maternidad, psicología infantil o algo por el estilo.
Este libro me ha sorprendido desde el principio ya que va más allá del típico libro sobre la psicología infantil y lo que debemos hacer los padres para no dañar a nuestros frágiles y complejos retoños. Aquí descubrimos la emocionante relación que hay entre la estructura de nuestro cerebro (y el de nuestros hijos) y nuestro comportamiento. El hemisferio izquierdo y el derecho, la parte superior y la parte inferior, sus funciones, la amígdala, las conexiones neuronales, la memoria implícita y explícita, las neuronas espejo.
Suena bastante complejo pero en este libro casi de divulgación científica, todo se vuelve apasionante al ver que cualquier situación cotidiana, un confilicto, una rabieta, todo tiene explicación y más que la solución, un verdadero aprendizaje para el futuro. Sobrevivir y progresar. Al fin y al cabo es lo que todos deseamos cuando se trata de nuestras familias...